¡Bienvenidos a los martes de nuevos líderes!

Hace unos años, un cliente se puso en contacto con nosotros para impartir un taller de “motivación” a un equipo de su empresa que, según ella, necesitaba motivarse. Sin embargo, antes de mandarle una propuesta, decidí realizar un diagnóstico a través de un focus group. Lo que descubrí me sorprendió: el equipo estaba, en realidad, “altamente motivado”. Llevaban años trabajando en la misma área y conocían sus responsabilidades de memoria. El problema no era la falta de motivación, sino la resistencia al cambio que impedía la transformación organizacional que surgía de la necesidad de adaptarse a nuevas tareas, procesos y tecnologías que la organización quería implementar.

La zona de confort es un término que todos hemos escuchado en el contexto del crecimiento personal y profesional. Se nos dice que para alcanzar nuestro potencial máximo, debemos salir de esa zona. Pero, ¿qué sucede con nuestra motivación cuando nos encontramos en la zona de confort?

La zona de confort es ese espacio donde nos sentimos seguros, cómodos y sin estrés. Es el lugar donde nuestras habilidades y conocimientos son suficientes para abordar las situaciones con eficacia. A menudo nos sentimos en control. No obstante, permanecer en la zona de confort durante demasiado tiempo puede llevar a la complacencia. La falta de desafíos y la rutina pueden resultar en la pérdida de entusiasmo y el estancamiento en nuestro desarrollo personal y profesional.

Es crucial que estemos atentos y evaluemos si hemos caído en la zona de confort en nuestras tareas, procesos y actividades diarias.

Hoy, quiero enfocarme en las herramientas que utilizamos a diario para desempeñar nuestras labores en el grupo Navega. No es ningún secreto que la revolución digital se aceleró tras la pandemia, y cada día vemos surgir nuevas herramientas con o sin inteligencia artificial que nos permiten ser más eficientes y eficaces.

La elección de la herramienta adecuada en cualquier tarea puede marcar la diferencia entre el éxito y la mediocridad. A menudo, caemos en la trampa de la comodidad, utilizando las herramientas con las que estamos familiarizados, incluso cuando no están diseñadas específicamente para la tarea en cuestión. Es natural aferrarse a lo que conocemos, pero debemos recordar que la comodidad no siempre se traduce en eficacia ni eficiencia. En lugar de dar por sentado que la herramienta que conocemos es la mejor opción, debemos evaluar nuestras necesidades y los resultados que buscamos.

La elección de la herramienta adecuada es esencial para el éxito. En la actualidad, existen herramientas que simplifican tareas como la gestión de reuniones, la grabación de sesiones y la creación de resúmenes ejecutivos. También hay herramientas que diseñan capacitaciones paso a paso, incluyendo actividades de integración, rompehielos y dinámicas. Algunas herramientas incluso generan videos a partir de un guion proporcionado. Otras permiten programar cadenas de mensajes a los clientes con árboles de decisiones con respuestas personalizadas. Las opciones son numerosas y variadas.

Nuestra invitación es a explorar, a ser curiosos, a investigar y a salir de nuestra zona de confort. En lugar de apegarnos a lo conocido, debemos evaluar nuestras necesidades y seleccionar la herramienta que mejor se adapte a nuestro rol en la empresa.

La versatilidad y la adaptación son fundamentales en este mundo en constante evolución.

Saludos.